THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

domingo, 28 de diciembre de 2008

# 56 # Ya estoy allí

I'm already there,
Take a look around.
I'm the sunshine in your hair,
I'm the shadow on the ground.
I'm the whisper in the wind,
I'm your imaginary friend.
And I know I'm in your prayers,
Oh, I'm already there.


Lonestar, 'I'm already there'

A unas horas de volver a ver esos atardeceres...

lunes, 8 de diciembre de 2008

# 55 # Poli-Facético

En la misma semana me he visto bebiendo cosmopolitans por Covent Garden creyéndome un poco Mr. Bradshaw, y comprando vodkas, pizzas, de saldo y condones de sabores para propósitos diversos, en plan tirado de la vida.



Así soy yo, una persona de contrastes.


domingo, 30 de noviembre de 2008

# 54 # Cuando una amiga se va

En un año y pico en Londres he dicho adiós a más gente de la que puedo recordar. Pero hay personas a las que cuesta más verlas marchar. Por suerte, esas son también las personas a las que sé no sólo que voy a volver a ver, sino que ya forman parte de mi vida para los restos.

Condenados a ser amigos para siempre...

# 53 # Una noche para recordar

Quedarte en casa un sábado por la noche es triste, sobretodo si por voluntad propia has declinado la oferta de ir a ver el partido del Barça al pub del lado de casa o, peor aún, has decidido pasar de ir a Britney hacer un playback en el G-A-Y. Pero si la noche la pasas rodeado de comida basura y haciendo sesión doble de chick flicks la cosa no está tan mal, sobretodo si entiendes la vida como lo haría una chica Gilmore. Y es que esta noche me he tragado Tú y yo y Algo para recordar, dos películas gemelas perfectas para ver seguidas, pero cuya estrecha relación (la segunda está inspirada en la primera, de la que se hacen referencias durante todo el metraje) desconocía. Y es que ahora, un mes después de haber pasado una noche mirando los rascacielos iluminados desde lo alto del Empire State, me doy cuenta de cómo habría cambiado mi percepción del mismo si hubiera visto antes estas dos películas de amor y destino más grandes que la vida, y que tienen al edificio más alto de Nueva York como secundario de lujo.

Y es que yo sin mi dosis semanal de comedia romántica no soy persona. Quizá sea eso lo que me ha convertido en un cínico en la vida real...

jueves, 20 de noviembre de 2008

# 52 # Obsesiones renovadas: Peter Pan 2.0

Si coges Un paso adelante y lo mezclas con High School Musical tienes mi nueva cosa favorita: Britannia High. Añádele al chulazo de Skins y la música del ex-gordito de Take That reconvertido en el madurito interesante de Take That y tienes además un hitazo entre manos. Y es que Britannia High es el nuevo PRODUCTO salido del canal inglés ITV y es una de mis obsesiones semanales. Como declaración de intenciones, la serie comienza con un pseudo-videoclip en el que los protas interpretan, con Londres de fondo, una canción llamada 'Start of something'... ¿new?. Cierto trilogía musical disneyana empezaba con una canción de similar título y parecidísima letra, pero no seré yo el que dé nombres.

Por lo demás, la historia es más simple que la de UPA, ya que cuenta la vida de unos cuantos adolescentes (que parecen adolescentes-al menos en su mayoría) que asisten a una escuela de teatro el Londres. El más famoso del cast es Mitch Hewer, el marica de Skins que aquí interpreta a un chaval con mucho talento y demasiada pluma. Cada episodio se centra en un personaje en particular, y aunque las tramas pecan de previsibles, los actores pecan de falta de credibilidad y los números musicales pecan de parecerse, en lo musical y en la puesta en escena, a los de S Club 7, la serie viene a ser lo más. Y es que se agradece un High School Musical cada semana, sobretodo si la investigación forense catódica no te interesa tanto como al resto del mundo...

Y si de series de instituto se trata la reina consorte en estos momentos es 90210, que, vaya sorpresa, es una de mis alegrías cada martes. En un principio comencé a seguirla por las obvias razones nostálgias, y es que los críos de hoy crecen con Hannah Montana, pero yo lo hice con Sensación de vivir. Y sí, el morbo de ver cuánto bótox se ha metido Kelly y recobrar a Brenda eran r
azones de peso, pero mis razones ahoran son los nuevos personajes. De todos ellos la que verdaderamente destaca es Naomi, que es lo que te saque si la propia Kelly pudiera tener un hijo con la Blair de Gossip Girl.

Naomi es una mocosa de 16 años que se parece a la prota de Showgirls y se comporta como una zorra manipuladora embutida en Chaneles. ¿Se puede ser más genial? Sólo si a la zorra le añades un poco de tensión sexual con el chulazo número 100 que ha aparecido en los 11 capítulos que van de temporada, pero el 1º que me ha impresionado: Michael Trevino. Mi futuro marido interpreta a Ozzie, un latino que se muere por quitarle las bragas a la Queen B de la costa Oeste pero lo disimula la mar de bien. Espero que se dejen de tonterías y los metan a los dos en una cama, una piscina o en medio del West Beverly a montárselo cual conejos. Podría ser el mejor momento 90210 ever...

# 51 # Desde el abandono

Probablemente una de las frases más empleadas en blogs, fotologs y demás es la de 'siento tener esto muy abandonado'. La verdad es que este blog nació de mi necesidad de ir más allá de las fotos absurdas y la necesidad de llegar a toda costa a los 20 comentarios mínimo que se exigía para ser considerado popular en términos blogueros; un diario de mis andanzas, mis frikezes, mis desilusiones y mis victorias.

Visto ahora en perspectica, sin considerar este blog una pérdida de tiempo, sé que he desaprovechado mucho de lo que tenía que ofrecer, que hay muchas cosas que que querría haber dicho y no dije y que siento que mi voz, tanto la seria como la petarda, se ha apagado un poco. En cierto sentido es porque últimamente me he centrado en vivir mi vida en lugar de escribir sobre ella; en parte es porque quizá encontrar mi camino, a pesar de lo que había pensado, me está siendo más fácil sin ir narrando cada paso.

Pero siempre nos salimos de ese camino, siempre buscamos algo más, y si el escritor que hay en mí ha venido para quedarse más le vale empezar a contar. Hace unos meses ya dije que esta nueva temporada había comenzado... y lo hace aquí y ahora, porque todas las buenas trijilerías se hacen esperar.

martes, 11 de noviembre de 2008

# 50 # Us

And when I say 'us', I mean New York and me.

miércoles, 1 de octubre de 2008

# 49 # Queridos Reyes Magos...

Evidentemente, si quisiera una Barbie basada en algún personaje o película de Hitchcock me decantaría por un gift set doble con Barbie ataviada como Madeleine y como su álter ego casposo Judy,personaje (s) inmortalizado por Kimmy Novak en Vertigo. Por ahora me conformaré con esta recreación de Tippi Hedren en esa Los Pájaros que últimamente huele a innecesario remake. Y es que no todos los días se puede tener una muñeca inspirada en la suegra de Antonio Banderas...

sábado, 27 de septiembre de 2008

# 48 # Farewell my Paul


Porque nunca habrá un ser más bello.Hasta siempre.


miércoles, 24 de septiembre de 2008

# 47 # Sexo, cine y Nueva York II


'Lo admito, necesito de las nuevas aventuras de Carrie y Cía en vena.'

El Mateo, 20 de Septiembre de 2007

El paso del tiempo es algo que me horroriza cada vez más. Un año después de que hablase de las primeras imágenes del rodaje de la mejor película de todos los años, aka Sexo en Nueva York. La película, ya tengo en mis manos el dvd con esas nuevas aventuras neoyorkinas que tanta falta me hacían en aquél lejano septiembre en el que disfrutaba de mi familia en mi hogar murciano. Mucho ha llovido (al fin y al cabo, es lo que hace en Londres) desde entonces, entre otras cosas que ahora mi hogar es Londres, que mi familia son los amigos que he hecho en esta ciudad de cielos grises y que Nueva York, esa ciudad que mi mente cinéfila y teleadicta ha tenido siempre como un sueño inalcanzable, está a menos un mes de distancia.

Tengo miedo, mucho miedo, pues me encuentro en un momento en el que mi estabilidad en todos los sentidos es total, pero a mi vuelta de la ciudad que nunca duerme llegará el momento de empezar a tomar decisiones reales, de coger de nuevo el rumbo de mi vida y comenzar a plantearme qué voy a hacer para que la siguiente fase de esta historia comience. Y es que lo malo de estabilidad es lo fácil que es perderla.

Sí, la nueva temporada de El Mateo ha comenzado, y promete viajes, visitas al pasado y recuerdos de un futuro que ya se está escribiendo...

martes, 9 de septiembre de 2008

# 46 # De entre los muertos

Jamás pensé que hablaría en este blog seriamente de la que hace diez años fue mi ídola durante 20 segundos. Pero es que ver a Brit reaparecer pareciéndose remotamente a lo que fue un día, me ha recordado a esa escena de Vértigo en la que Kim Novak se presenta ante Jimmy Stewart mechada y embutida en un traje gris y cuello alto como si de una aparición fantasmal se tratara. Como Kim, Brit también ha vuelto al mundo de los vivos, guapos y rubios. O algo.

Si algún fan acérrimo de Hitchcock lee algún día esto me buscará para darme muerte, pero es lo que tiene la cultura pop, que todo surge al ser vomitado, se remueve, muere y se vomita again.

Hitch y Brit son parte de nuestro bagaje cultural, nos guste o no.

martes, 26 de agosto de 2008

# 45 # La vida (londinense) es un carnaval

Los carnavales de Notting Hill no son, ya he leído/ oído en mil sitios lo más de lo más de lo más. Tampoco son lo menos. Pero pasar dos días metido en las calles del barrio que dio nombre a la mejor película de Julia Roberts rodeado de alcohol, gente guapa y amigos sí que tiene su punto.

sábado, 23 de agosto de 2008

# 44 # De rumores, dólares y cárdigans

Hace menos de un año escribía un post sobre una serie que estaba a punto de estrenarse. Gossip Girl venía a ser el nuevo The O.C., o eso decía. Un año después la serie es un fenómeno mediático del que todo el mundo ha oído hablar, un fenómeno en el que se mezclan la moda, las nuevas tecnologías y las nuevas celebridades surgidas gracias a la confluencia de la moda y las nuevas tecnologías. Un año después ya tengo el dvd de la primera temporada, un dvd que está prácticamente agotado en todo Londres, aunque yo me hice con la versión yanqui, ya que los ingleses tienen bastante tendencia a cagarla en cuanto a la presentación de los dvdeses. Y sí, me estoy revisionando GG a pesar de que he podido verme cada episodio unas cienes de veces, pero es lo que tienen las adicciones, que siempre quieres más, y además tengo que ponerme al día a las espera de que el 1 de septiembre lleguen los nuevos episodios.

En otro orden de cosas, esta ha sido una semana chunga. Sobretodo por los imprevistos que han surgido en cuanto a mi viaje a Nueva York, contratiempos que espero se solucionen pronto, porque en dos meses estaré en tierras americanas y la cuenta atrás está en marcha. Veremos cómo evoluciona todo. Nueva York lleva una temporada siendo uno de esos sueños por cumplir que cada vez estaba más cerca. Supongo que como le decía Joey a Dawson en el último episodio de Dawson Crece, 'los sueños no son perfectos, se hacen realidad pero no son gratis.'. Y es que este viaje no sólo va a poner mi economía en serio peligro, sino que va a ser un punto de inflexión en muchos sentidos, sobretodo en lo referido a mi vida en Londres.

La buena noticia a este respecto ha sido que el otro día una persona muy especial me trajo un dólar que ha de acompañarme durante toda la odisea neoyorkina. Un amuleto que devolveré a mi vuelta, esperando que me haya dado la suerte que a su anterior propietaria.

Y dejando a un lado gossips y reflexiones y siendo increíblemente superficial, mi fin de semana ha comenzado con un sábado de lattes y croisants en los escalones del BM (British Museum), donde estoy ensayando los desayunos que me zamparé en los escalones del MET neoyorkino. Luego aunque lo único que quería era buscar algún dvd barato y alguna lectura que me acompañe cuando acabe con Persuasion de Jane Austen, he sido tan gilipollas de dedicarme a ir a ver escaparates en plan Gilmore Girls. Al final mucho ver escaparate acabas entrando, y me he hecho con una innecesariamente necesaria camiseta de Levi's que me ha costado lo que un mes de gimnasio y con unas All Star rollo fondo de armario que era una compra que llevaba un par de meses posponiendo y han acabado cayendo hoy. Eso sí, me he quedado sin un maxi-cárdigan de lana gorda de The Gap más que nada porque era demasiado caro y espero poder comprarlo en NY en unos meses a un precio mucho más asequible para mi bolsillo de asalariado zarero.

Sí, definitivamente estas son las cosas del Mateo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

# 43 # Preguntas en la ciudad

¿Me puede horrorizar más esto...?


¿...y gustarme más esto?



# 42 # Antes de que el mundo sepa que eres famoso

Se llaman The Script, están a un paso de ser la última esperanza comercial de la música independiente y aunque hace semanas que llevo escuchando su We cry, ha sido su nuevo single, el temazo The man who can't be moved, el que los ha convertido en mi más reciente obsesión musical.

Siempre he pensado que mi iPod más que una gilipollez electrónica es en realidad el que hace posible que mi vida en esta ciudad de clima cambiante y de soledades buscadas tenga una banda sonora, que las canciones que en esas series y pelis que devoro suenan de fondo lo hagan también en mi día a día.

Supongo que soy un romántico, que me tocó un día melancólico o que simplemente en esta nueva fase de autoanálisis necesito más que nunca esas canciones que parecen escritas para que yo las oiga.

Y es que como he recordado recientemente: Todas las canciones se acaban, ¿es esa razón para no disfrutar de la música?

jueves, 7 de agosto de 2008

# 41 # El Caballero Oscuro... y aburrido

No voy a ser yo el que diga que El Caballero Oscuro, la película de la que más se habló hace un par de semanas, es mala. Primero porque hablando con la peña ya he comprobado que de pronto esta peli es intocable, y no es plan de cabrear al personal; y segundo, porque lo cierto es que no lo es. Pero Batman 6, que si me pongo cabezón la puedo llamar así, es un tostón de película con unos aires de grandeza que echan por tierra todo el buen trabajo que tiene detrás, y que se apoya en la aparición de un personaje genialmente interpretado por un actor muerto y candidato a leyenda. Esa sería a grandes rasgos mi opinión de Batman 6. Pero como dijo Jack el destripador, vamos por partes.

Primero: el guión. Batman con voz de machote pero sin pezones en el traje encoñadísimo (sí, ya...)de una tía que debería tener la cara de Katie Holmes pero no la tiene se dedica a detener a criminaluchos por Gotham-York. El activo de Brokeback Mountain después de haberse comido una barra de sobrasada intenta convertirse en el jefazo de las mafias de Gotham-York. Un rubiales de barba muy poblada pero siempre muy afeitado se enamora de la casi-Katie Holmes y lleva a todos los mafiosos a la cárcel. Muere el padrino de Harry Potter. El padrino de Harry Potter resucita. Muere casi-Katie. Casi-Katie no resucita. El rubiales se quema media cara. Ennis del Mar se viste de enfermera y hace explotar un hospital. Hay un atisbo de pelea en un edificio abandonado. Uy, algo de acción, qué raro. Ennis muere (creo). Por alguna razón el azote de Robin escapa de Gotham-York en plan fugitivo. Fin. Me gustaría decir que he entendido la mitad de la historia que cuenta Batman 6, pero sería ser muy generoso. Al principio te cuentan la historia toda muy clarita, pero de pronto todo se convierte en un despropósito donde no entiendes quién es bueno, quién es malo, quién es tonto y quién te ha timado para que entres a ver la peli. Si algunos se quejaban de los múltiples finales de El Retorno del Rey, que vayan a ver Batman 6. Finales los que quieras, los que no quieras, y más.

Los actores están... bien. Y es que Heath Ledger se sale y eclipsa a todos los demás, es como ver a James Dean en Gigante pero con menos morbo. Los de la Warner han hecho bien en hacer que recaiga todo el peso de la película sobre él, porque saben que así se hablará del film, y con razón. Y es que el protagonista de la muy Mateísta Diez razones para odiarte (no sólo Mateísta, sino Peli Chicle, ya aclararé las diferencias entre ambos términos)consigue dar miedo, consigue que lo odies y que hasta te apiades de él. Le falta eso sí el humor que le supo dar Nicholson en Batman, pero es que en general hablar de sentido del humor en Batman 6 es como hablar de de profundidad en las películas de Barbie. Christian Bale sale como 5 minutos en toda la peli, pero como me cae mal, se me hacen larguísimos. Y es que de este hombre sólo puedo ver el depiladísimo pecho de American Psycho. La hermana de la parte pasiva de Brokeback Mountain se pasea sin gracia por la cinta, y mira que es difícil. Si sustituyes a Miss Cruise coge a una tía con al menos un pelín de glamour coño, que en los anteriores Batman's tenías a Nicole Kidman, Kim Basinger y a Michelle Pfeiffer! Pero no, aquí van de realistas y te ponen a una tía fea como las de verdad. Eso sí, luego creete que hay por ahí un pavo vestido de murciégalo apatruyando la ciudad... Los demás, Freeman, Caine, Oldman y el Dos Caras están bien, como ya dije. Supongo. ¡Es que el puto Joker se los come!

Lo único que me pareció verdaderamente interesante, y aquí ya me pongo en plan serio, es la cuestión que plantea la película, sobre la maldad del ser humano, sobre de dónde viene, si nacemos o nos hacemos malvados, y hasta dónde estamos dispuestos a llegar cuando nos hacen daño. Todo esto lo ejemplifican la decisión final de Dos Caras, antes un abogado respetadísimo que se convierte en villano, y la escena de los barcos, donde un barco lleno de criminales y otro lleno de personas normales tienen que decidir si matar a los del otro barco para sobrevivir. Los criminales demuestran ser mejores personas...

Y bueno, siempre quedan las comparaciones. Ya se ha dicho mil veces que El Caballero Oscuro es como la mejor película basada en un personaje de cómic que jamás de ha hecho. Que es la referencia para todas las futuras adaptaciones de historietas de superhéroes. A lo que yo digo... pues vaya gilipollez. Las dos primeras Batman son dos películones. X2: X-Men United es una película que sabe aunar el espíritu del cómic con un sentido del espectáculo tremendo, unas escenas de acción increíbles y un mensaje más profundo y más actual que cualquier otra adaptación comiquera. Spider-Man 2 es otra puta obra maestra a la que sólo le sobra el Macguire (y Spidey 3, ya de de paso) y que planteaba las mismas cuestiones que Batman 6 y daba las mismas respuestas hace 4 años. Iron Man es puro entretenimiento. Batman Forever y Batman & Robin son tan camp como la serie de tv y conscientes de su espíritu de autoparodia. Smallville no pinta nada aquí pero tiene a Tom Welling...

Y yo ya me he cansado de esta peli, que no volveré a ver, como si que lo haré con Elektra, Daredevil y sobretodo esa maravilla llamada Catwoman, que junto a Showgirls y Los Vengadores son las Películas Mateístas menos populares ever pero más apreciadas por mí, y a las que le debo una entrada ya. Batman 6 ya está olvidada.

El resto es silecio...

miércoles, 23 de julio de 2008

# 40 # Me faltó Fernando

Existen dos tipos de adaptaciones de espectáculos musicales (y por extensión, de cualquier obra de teatro) a la pantalla grande: los que se empeñan en hacer una reproducción meticulosa del espectáculo teatral en el celuloide y los que consiguen romper la cuarta pared y crear un universo distinto alejado del material original. Entre los primeros, el caso más relevante sería El Fantasma de la Ópera, una buena película que sería magnífica si no se hubiera limitado a ser un calco del espectáculo de Broadway; del otro lado tenemos la genial Hairspray o la sobrevaloradísima Chicago, dos ejemplos de musicales bien realizados y que se complementan a la perfección con sus homólogos teatrales. Mamma Mía!, sin embargo, peca de lo mismo que El Fantasma... y se nota.

Desde el primer momento, está claro que Phillipa Lloyd, la directora, es tan novata (y no lo digo en el mal sentido) en esto de hacer cine y se conoce tan bien la obra que dirigió en Nueva York y Londres, que su película no es más que una reproducción de ésta. Los chistes malos que tan bien funcionan sobre un escenario (quien haya visto Hoy no me puedo levantar sabe de qué hablo) no lo hacen en el cine; hay entradas de personajes que se nota perfectamente que corresponden a los momentos en los que la obra de teatro los personajes salen de las bambalinas; y sobretodo, las canciones chirrían mucho, muchísimo. Y eso es lo peor que te puede pasar en un musical.

Bien es cierto que es más fácil meter canciones con fluidez cuando estás contando una historia como El Fantasma... que habla de
l mundo del teatro y de cómo una joven aprende a cantar gracias a un desconocido 'maestro', o en High School Musical, donde los chicos hacen... un musical. Pero la gran mayoría de los musicales no tratan este tipo de temas, y las canciones, en mayor o menor medida, encajan. Aquí la mayoría empiezan sin ton ni son, casi se ve el calzador, y aunque en general las letras funcionan perfectamente bien, el momento casi nunca es el adecuado. Hay por ejemplo un número (Money, money, money, si no me equivoco) que cuenta supuestamente una fantasía de la protagonista y que es tan sonrojante que la única manera de aceptarlo es si partes de la base de que todos los involucrados lo hicieron premeditadamente ridículo...

Y no sólo las canciones, sino que tampoco los bailes... en la mayoría de las escenas, el elenco de bailarines, caracterizados como griegos catetos, se ponen a bailar cuando oyen a la Streep cantar y te das cuenta de que la cosa se les ha ido de madre, y nunca mejor dicho. Otros números con bailarines de verdad sin camiseta son algo más digeribles.Además el montajista hace cosas tan inteligentes como meter escenas a cámara lenta a cuando las canciones están en pleno auge. Bien por él.

Pero no todo es malo, y que conste que debo confesar que, a pesar de lo que acabo de soltar, la película me ha encantado. En primer lugar, porque las canciones de ABBA, incluso mal ejecutadas, te alegran la tarde. En segundo, porque los actores, como ya pasaba en Hairspray, tienen pinta de estar pasándoselo genial, de estar de vacaciones más que trabajando, y eso se nota. Amanda Seyfried, que es una ídola mía sólo por el hecho de salir en la mejor película de Lindsay Lohan, Chicas Malas, pasa la prueba de candidata a estrella, y si no al tiempo; Meryl Streep, la auténtica protagonista de todo el tinglado, hace su tercer mejor papel (después de El diablo viste de Prada y por supuestísimo, de La muerte os sienta tan bien); Pierce-que gordo me he puesto desde que no soy James Bond pero que bien me sienta el traje-Brosnan se desgañita para cantar un par de estrofas desafinando, pero te saca una sonrisa y eso se agradece; Dominic Cooper, la auténtica revelación de la cinta, se pasa la mitad del metraje sin camiseta, y eso es ya de por sí motivo más que suficiente para ir al cine, porque el tío es feo, pero vaya six-pack que se gasta. Y los demás... pues hacen su papel, encajan dentro de los estereotipos que les han sido asignados, bailan y cantan con mayor o menor gracia y poco más.

En la parte positiva de los números musicales, destacaría dos, que se corresponden con dos de las canciones menos conocidas del grupo sueco: Slipping Through My Fingers, convertida en una preciosa declaración de amor de madre a hija que te encoje el corazón, y The winner takes it all, en la que una Streep poseída por Rocío Jurado demuestra porqué es la intérprete más nominada de la historia de los Oscar. Eso sí, por este papel no le darán ni las gracias...

El final es previsiblemente feliz, felicísimo, pero se agradece después de dos horas, y además te obsequian, como si del espectáculo musical se tratara, con dos números musicales más en los créditos, Waterloo (que no había por donde meterla) y una repetición de Dancing Queen con todo el reparto ataviados con unos outfits tan insoportablemente gays que harían vomitar al mismísimo Jesús Vázquez. Y también hace un 'cameo' Fernando, ya que la buena de Meryl la tararea al principio de la cinta.

En definitiva, Mamma Mía! es una película entretenida (y desde ya, una Película Mateísta), que gustará a los amantes de ABBA, del musical o a los fans de los musicales, pero que difícilmente atraerá al resto del público. Pero ni falta que le hace.

¿Qué pasará con Wicked cuando de el salto a la gran pantalla? Seguiremos informando...

miércoles, 16 de julio de 2008

# 39 # Comparaciones más que odiosas

En estos días en los que estoy alimentándome básicamente de las primeras temporadas de Sensación de vivir, no dejo por otro lado de tratar de mantenerme al día de todas las informaciones sobre el remake de la serie, 90210, que se estrena en un par de meses (ya hay fotos de Jennie Garth en el rodaje, Luke Perry y Brian Austin-Green se han desentendido del proyecto y ya se ha confirmado que Shannen Doherty volverá a la nueva serie como directora del musical del West Beverly High), y ante la primera foto oficial de Rob Estes como el patriarca de la familia protagonista, no puedo dejar de pensar cómo hemos cambiado (para bien), y es que las comparaciones, más que odiosas, en este caso son innecesarias.

Encabezando esta entrada tenemos a Estes, que será Harry Wilson (que no Mills, se ha cambiado el apellido para hacerlo aún más parecido al de la familia original). Abajo, James Eckhouse, o Jim Walsh, un sujeto que jamás nos explicamos que compartiera genes con el por aquel entonces sabrosísimo Jason Priestley, sobretodo teniendo en cuenta que como se ve su esposa en la ficción tampoco era como para tirar cohetes...

Lo más gracioso de todo es que el bueno de James tenía 35 añitos cuando comenzó la serie (se llevaba ¡14! años con su hijo en la ficción), mientras que Estes tiene ya 45 añazos... muy bien llevados. Los 35 de Eckhouse a mí siempre me parecieron cincuenta y bastantes...

Y es que tienen razón cuando dicen que el mundo está mal, muy mal repartío...

# 38 # El complejo de Peter Pan

Gracias a Katie Holmes (la esposa-trofeo de Tome Cruise), que en el primer capítulo de Dawson Crece le soltaba a James Van der Beek lo de 'Hasta Spielberg superó el complejo de Peter Pan, cada vez que me veo paralizado por mis miedos o mis inseguridades lo achaco a este síndrome porque queda bastante aparente decir eso de 'me queda tanto por madurar' o chorradas por el estilo. A este síndrome también le achaco el que a mis 24 añazos siga como una fan más fenómenos adolescentes como Gossip Girl o High School Musical. Y es que es cierto que mis años de instituto acabaron hace más de un lustro, pero las historias de jovenzuelos interpretados por veinteañeros pueden conmigo, quizá porque mi niñez la pasé pensando que el instituto sería como Sensación de vivir, y sigo esperando...

Estos días Peter Pan ha vuelto a renacer un poco en mí ante la llegada, en plena resaca post-Mamma Mia! (a la que dedicaré una entrada as soon as I can) del primer trailer de High School Musical 3: Fin de Curso, que viene a ser como el mejor avance que jamás se hizo de una película protagonizada por Ashley Tisdale desde que se operó la nariz. Aunque lo cierto es que hacer un trailer de un musical es lo más facil del mundo, si tienes una canción medio decente y un dominio del Avid suficiente para saber meter planos que duren un nanosegundo.


En el trailer se ve que nos la quieren meter haciéndonos creer que la cosa se acaba, aunque todos sabemos que habrá HSM 4, HSM: The next generation... y mil secuelas más, secuelas que me seguiré tragando con el mismo gusto siempre que haya alguna Sharpay con un hermano gay (¿veremos una salida del armario a la par que una salida del instituto? No creo que Disney haya avanzado tanto...)

De las ¿tres? canciones del trailer (ya llevaba unos días circulando por la red la genial Now or never) se puede intiuir que la saga continúa con el ritmo ascendente en cuanto a la calidad de la música a medida que los chicos se hacen mayores, y que los números musicales vienen a ser una reinvención a ritmo de chicle pop de todos los tópicos de películas de instituto, pero una reinvención muy bien hecha, como si el ex-coreógrafo de Brit se hubiera puesto manos a la obra para hacer las mejores coreografías ever.

Y es que HSM 3 no sólo va a ser la película más taquillera del año ( y si no, al tiempo), sino que es desde ya y sin necesidad de verla la peli-chicle más importante de la generación iPod.

El Mateo ha hablado.

domingo, 6 de julio de 2008

# 37 # De la gloria al orgullo

Cualquier excusa es buena para echarse a la calle, cámara de fotos en mano, y ver cómo la gente se quita la ropa. Da igual que se deba a que España ha ganado la Eurocopa de fútbol o a que se celebre el Pride Londinense. Y es que cada vez creo más lo de 'Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual...'
Podría hacer una crónica apasionada sobre lo que han sido dos días que pasarán a la historia mateísta por la indecente cantidad de cerveza que hice engullir a mi garganta y por la cantidad de gilipolleces que hice, dije o ayudé a hacer. Como sabe todo el universo conocico España es campeona y aquí uno que cuando sale de su tierra se vuelve aficonado al furbol no se perdió ni uno de los partidos que nuestra atractiva selección disputó contra equipuchos del resto de europa. La verdad es que los partidos eran una excusa para arrejuntarnos cada vez más y más gente para beber, fumar (el rollo de siempre) y pelearnos con los aficonados de esas selecciones a los que Villa y Cía acababan vapuleando. Así que el pasado domingo no había excusa que valiera y tocaba pintarse la barba de pintalabios Channel Rojo Nueva York y salir a la calle con el orgullo español a flor de piel.

No se puede describir con palabras ni se puede apreciar en las instantáneas lo que fue esa noche por el centro de Londres, con hordas de españoles celebrando la victoria en Picadilly Circus primero y en Trafalgar Square después. Y es que no hay cosa más surrealista que estar entonando cantos patrióticos afónico perdido enfrente a la estatua de Nelson junto a una ex-triunfita con un piti en la mano y vistiendo una camiseta de Torres...

El 'otro' Orgullo (llamémosle por su nombre: Pride), celebrado ayer sábado, fue otro cantar. Después de tres años de vivir en Madrid una fiesta en la que tenía puestas unas enormes expectativas pero que al final siempre estaban llenas de dramas e historias para no dormir (aunque eso sí, siempre en compañía de buenos o mejores amigos y de mucho alcohol y nada de hielo), fue un alivio vivir por fin un Pride sin rupturas, sin despedidas, sin comas etílicos y sin currar.

Aquí el Orgullo mola porque no te conoce ni pirri y si te encuentras a un conocido es casi seguro que te cae bien, porque en nueve meses aún no he tenido tiempo de echarme enemigos (pero al tiempo!), así que puedes ir a tu bola, hacer lo que te salga del nabo y si te he visto 'I don't remember'. La media de belleza eso sí es muy inferior a la del homólogo madrileño, y yo no dejaba de preguntarme dónde coño estaba la belleza rubia del país que engendró a Vivien Leigh y Jude Law, porque exceptuando a las musculocas y a las mariliendres, todo el mundo parecía descendiente de la misma familia real.

El año que viene creo que me iré a sentirme orgulloso a Berlín o algo así para tener un tercer punto de vista. Para que luego digan que no soy objetivo.

sábado, 14 de junio de 2008

# 36 # La última Cenicienta

'No era algo lógico... era amor'

Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) en Sexo en Nueva York

Han hecho falta dos visionados (y los que quedan) para
poder sentarme a escribir sobre la que para mí era la película más esperada del año. Sexo en Nueva York ya es historia del cine, y Carrie Bradshaw es ya le heroína romántica más cool del séptimo arte.

La película tiene todo, absolutamente todo lo que un fan de la serie de televisión podría esperar: humor, amor, moda (mucha, mucha moda), sexo, panorámicas de Nueva York y Mr. Big. Justamente los ingredientes que convirtieron a la serie en un fenómeno (que no un éxito), y que se repiten aquí con toda la majestuosidad que aporta la pantalla de cine.

La historia es muy sencilla: cuatro años después del final de la serie, los personajes se encuentran más o menos en el punto en el que los dejamos: Charlotte y Harry criando a su hija pequeña, Miranda y Steve viviendo en Brooklyn, Sam y y la estrella Smith Jerrod en Hollywood y Carrie y Mr. Big enamorados y buscando un pisito que comprar en la 5ª Avenida. Sin saber muy bien cómo, Carrie y Big deciden casarse, pero en el último momento el cabronazo recula y deja a la escritora plantada con un vestido carísimo de Vivienne Westwood y un pájaro muerto en la cabeza. Para qué seguir, porque en este punto todos sabemos lo que va a pasar: Carrie se mete de nuevo (¿cuántas van ya?) en una de esas etapas introspectivas en las que se replantea su vida, el significado del amor y el puesto de Big en su vida. En ese tiempo tendrá oportunidad de redecorar su apartamento, teñirse el pelo y ver cómo las vidas de sus amigas se desmoronan (Steve engaña a Miranda, Samantha se plantea su vida con Smith) o se llenan de felicidad (Charlotte se queda preñada, aunque también se caga encima en una escena que es lo más!).

Como siempre ocurría en la serie, las tramas de las cuatro protagonistas se entrelazan a la perfección, teniendo en esta ocasión como elemento común la felicidad: la que se tiene, la que se pierde, la que se da por supuesta y los sacrificios que hay que hacer para conseguirla. Cada personaje la persigue o la encuentra en una película que, aunque cuenta con grandes momentos románticos al más puro estilo de la comedia romántica clásica americana, es fundamentalmente una película de momentos intimistas, de cosas que no se dicen, de silencios que nunca habíamos visto antes en Carrie y compañía. Y es que aunque estemos ante una comedia, buena parte de la película tiene un halo dramático que poco hace pensar en cosmopolitans y en pasarelas de moda.

Como ya he dicho, la película cuenta con unos cuantos momentos románticos increíbles, aunque también hay otros simplemente para partirse la caja, para llorar a moco tendido o para babear sin parar. De los primeros, para mí el más increíble (aunque sobretodo en el tramo final del film hay como diez minutos de no
parar de decir 'ohhhhhhh') es la declaración final de Big a Carrie, cuando dentro del armario que ha construido para ella le suelta eso de 'Carrie Bradshaw, amor de mi vida, ¿quieres casarte conmigo?', y en vez de anillo le da unos Manolos carísimos al más puto estilo Cenicienta. Luego están los momentos de partirse, como el momento en el que Charlotte se caga en los pantalones (cierto como la vida misma)o la misma Charlotte 'andando'enfadadísima con un modelazo de dama de honor; para echar una lagrimita, el más emocionante es cuando Carrie se recorre medio Nueva York en plena Nochevieja para ir hasta el apartamento de Miranda y decirle que no está sola. Y para babear cualquiera que te muestra lo rica que es esta pandilla de cuarentonas y qué bien viven: sin trabajar en ningún momento de la película, comprándose modelazos carísimos y bolsos que cuestan una millonada y llevándose al catre a tíos que: o están muy buenos o son muy ricos o están enamorados de tí como putos perros en celo. Aunque creo que el momento en el que todo el puto público se queda con la boca abierta es cuando se muestra el armario del tamaño de una cancha de fútbol que Big construye a Carrie. Envidia pura y dura.

Lo único que no hace de Sexo en Nueva York una película redonda o 'la comedia romántica definitiva' como ya he oído por ahí es que, para bien o para mal, es una película para fans, o al menos para aquellos que hayan visto la serie. No es que la película no se mantenga por sí misma, pero sólo los seguidores de la serie son capaces de entender lo que supone para Charlotte el quedarse embarazada, el porqué se siente Miranda tan traicionada por Steve o porqué Carrie necesita ese pedazo de armario para ser feliz. Y es que 94 capítulos no se pueden resumir en un minuto al principio del film al ritmo de la pegadiza canción de Fergie.

Hay muchas cosas que podría decir de esta película, y muchas cosas que se le criticarán. Pero siempre me quedaré con esa sensación de que estamos ante el cuento de hadas de principios de siglo, ante una película que al mismo tiempo aporta una visión cínica e increíblemente romántica sobre el amor y las relaciones; que no se cansa de decir que el amor perfecto y el 'felices para siempre' no existen pero que al mismo tiempo convierte ese amor y esa felicidad en su leitmotiv.

Y sí, muchas veces he dicho que quiero ser Carrie Bradshaw. Pero estoy empezando a pensar que quizá pueda ser Mr. Big.

# 35 # On the parra

AVISTADO: Chace Crawford llenando su armario de cristal a base de tirar de trajeta en la Bond Street londinense. ¿Y qué hace M al saber que el buenorro oficial de Gossip Girl estaba de bureo a escasos centímetros de donde él trabaja? ¿Plantearse si sus venas merecen una segunda oportunidad, quizás?

Querido M, no se puede estar siempre en la parra, que luego se pierden oprtunidades como ésta. Mucho ver a Sarah Jessica Parker y compañía, pero cuando el actor joven más gay friendly y más potente del nuevo Hollywood se dedica a pasearse por todo Londres no estás a lo que estás.¿Y acaso hay algo mejor a la vista?

Pero no desesperes, porque siempre puedes plantearte ir esta noche a Mahiki o Bungalow 8, donde C irá seguro a mariposear un rato antes de irse a Heaven a darlo todo, y quién sabe, quizá hasta puedas recuperar el tiempo perdido.

Y ya sabes con qué ganas se coge lo que habías dado por perdido...

martes, 20 de mayo de 2008

# 34 # Paranoias de un Gossip Guy

Me niego a creer el hecho de que el que este modelazo de Ralph Lauren esté en el escaparate de su tienda en Bond St. y el que Blake Lively lo luciera anoche en el final de temporada de Gossip Girl sea una coincidencia...

# 33 # Cumpliendo sueños

Después de años de vivir en la ciudad, pensaba que si mis amigas y yo conseguíamos nuestros finales felices, ese sería el fin de la historia. Y entonces...

La semana pasada fue una montaña rusa de emociones y estados de ánimo. Supongo que es lo que ocurre cuando una vida se va formando: que poco a poco, irremediablemente, todo se convierte en drama, que todo se va viendo de una manera diferente dependiendo del día, y que todo tiende a convertirse en parte de un guión que dios sabrá quién lo ha escrito.
El lunes empezó con la visita de las chicas de Sexo en Nueva York a la capital inglesa para asistir a la premiere mundial de la película homónima. Yo, que más de una vez he afirmado que quiero ser Carrie Bradshaw, pude ver de lejos a las cuatro arpías neoyorkinas desfilando con sus carísimos modelazos por Leicester Square, justo en frente del mismo cine donde horas antes había visto Iron Man. Horas, cuestión de horas...

Carrie es uno de los más icónicos personajes televisivos que jamás han pisado la pequeña pantalla. Tras años de odiarla (a ella y a la serie) por dejar siempre de lado a Friends en las entregas de premios, me acabé enamorando a la vez de un personaje y una serie en la que, como no, me senía increíblemente identificado con las andanzas de los protagonistas, con esa manera entre envidiablemente superficial e insoportablemente neurótica de entender la vida. Sobra decir que el verlas en directo, aunque fuera en de lejos,fue una manera de cumplir un sueño, de cerrar un círculo, y de satisfacer un poco a la quinceañera fanática que llevo dentro. Y todo a la vez.

Pero la verdadera sorpresa vino el sábado por la noche. Después de una noche aburridamente straight me encaminé rumbo al Soho buscando algún antro (el que fuera!) done poder oír algo de las Girls Aloud. La noche nos llevó, a la una y pico de la madrugada, hasta el Astoria, donde Idina Menzel presentaba canciones de su último disco.

A la Menzel no la conoce ni pirri, pero es una de las actrices más famosas de Broadway, donde estrenó Rent y la maravillosa Wicked, ademá de haber participado en papeles secundarios en películas como la disenyana Encantada.

Idina, un poco borracha o algo puesta, todavía no lo sé, subió al escenario entre los enfervorecidos chillidos de hordas maricas que la adoran. Envuelta en un Dolce & Gabbana y encaramada a unos Louboutin altísimos, derrochó voz cantando los tres mejores temas de diso: el I Stand, corte que da título al disco, Gorgeus, temazo donde los haya, y el baladón Brave. Pero el momento pelosdepunta de la noche vino cuando la Menzel comenzó con el 'Something has chandged within me...', frase con la que comenzaba una versión más lenta del Defying gravity, el número estrella de Wicked. No me quedó más remedio que agarrarme al brazo de mi amigo que debió pensar que estaba loco o algo así. Cuando acabó supe que ya había algo más que podía tachar de mi lista.

El Defying gravity fue la primera canción que me gustó de un disco que me compré hace ahora un par de años. No sabía apenas nada de un musical que se acababa de estrenar en Londres y que en general era poco conocido en Europa, de esa historia que reinventaba una de mis películas de la infancia, El Mago de Oz, y que convrtía en antiheroína a una villana, la Bruja Mala del Oeste. Wicked, el musical y el libro, hacían de ella un personaje trágico y cercano, potagonista de una historia de desencuentros con el príncipe Fiyero, una especie de Big en la Ciudad Esmeralda.

Sobra decir que Wicked y Sexo en Nueva York son dos de mis cosas favoritas, dos de mis temas de conversación, dos de esas cosas que me hacen ser un poco más friki y que hacen que los demás me miren un poco raro. Casi como a una bruja verde...

A veces los sueños son así de tontos. Basta con oír una canción, o ver a una chica bajita encaramada en tacones muy altos para que se hagan realidad. Pero otras veces hace falta algo más. A veces hace falta olvidarlo todo y comenzar una de cero. Huir a una ciudad nueva. Dejar de ser quién eras para saber quién tienes que ser.
Sí, esta semana conocí a Carrie y a Elphaba. Y me dí cuenta de que todos esos sueños por cumplir pueden hacerse realidad.

Como alguien me dijo hace poco: 'Todos merecemos poder volar.'

miércoles, 14 de mayo de 2008

# 90210# Re-Welcome to the nineties!

Sensación de vivir, la serie más influyente de los 90 vuelve a la televisión. O algo así. La CW, ese canal que amalgama a la desaparecida UPN y a la WB (canal que vivió su momento de gloria a finales de los 90 cuando emitía a la vez esos grandes clásicos que son Buffy, Dawson Crece, Felicity y Rosswell), estrenará este otoño 90210, una serie que es a la vez secuela y a la vez remake de la serie a la que debemos la existencia de Melrose Place (que espero sea carne de remake futuro). Jennie Garth y la gran Tori Spelling parecen casi confirmadas para repetir los papeles de Kelly y Donna, mientras que Lori Loughlin (fotosopeada hasta el extremo en la foto superior) intentará salir en pantalla algo más que en la difunta Summerland, serie hecha por y para ella pero que hoy es recordada únicamente por ser el trampolín del buenorro Zac Efron.

Los niñatines protagonistas de este futuro clásico, a los que conocen en su casa y poco más, son según esta primera foto bastante más feos de lo que eran en su época Shannen, Jason y compañía, pero sus estilismos H&Meros molan mucho más que los que lucían los cuarentones protas de la serie originial (hoy en el paro) por esa época. Y al menos aparentan tener menos de treinta años, que ya es algo. Esperemos que les de por mostrar carne sin ton ni son en plan Los Serrano, que eso siempre ánima y sube la audiencia.

Y yo me pregunto: si the O.C. dijeron que era la nueva Sensación de vivir, y de Gossip Girl que era el nuevo O.C., ¿será 90210 el nuevo Gossip Girl?

Rezaré a la diosa de la tele Carrie Bradshaw (a la que tuve oportunidad de ver el pasado lunes) para que así sea...

miércoles, 30 de abril de 2008

# 31 # Historia de tres ciudades (I)

Carlos Ruiz Zafón dijo en La Sombra del Viento por boca de uno de sus personajes que los libros son espejos en los que sólo vemos lo que ya hay en nosotros. Yo hoy he terminado con la precuela de mi última obsesión, la tan nombrada saga de Gossip Girl, y no he podido evitar verme reflejado en esa Serena que huye de la ciudad que ha sido su hogar para embarcarse en una nueva vida donde pretende dejar atrás a todo y a todos, buscando en la huida redención. Cómo si eso fuera tan fácil.

Todos sabemos que Serena volverá al Upper East Side, y que por mucho que se esfuerce ni olvidará ni será olvidada. Y sin embargo, cuántas veces hemos sido esa chica que huye y cree que con ello todo se habrá solucionado. Para mí el Nueva York de Serena fue un Madrid que detestaba con la misma fuerza que ahora lo hecho de menos. Un Madrid al que todavía no puedo volver porque me faltan todas las razones para hacerlo, aunque hayan desaparecido

Es mentira lo de que los problemas siempre te acaban encontrando. Todo se olvida, los corazones acaban sanando, y sin quererlo somos lo suficientemente sabios como para seguir adelante, a veces a nuestro pesar. Pero todo se transforma, y nuestras nuevas vidas, cuando llegan a serlo, se traen consigo nuevos retos, nuevos miedos, nuevas opciones y, tarde o temprano, nuevas decisiones que nos hacen darnos cuenta de que si el pasado no vuelve es porque sigue siendo parte de nuestro presente. Porque sigue siendo parte de nosotros mismos, de lo que somos y lo que seremos. Y de que los kilómetros nos separan, pero no son la más insalvable de las barreras.

Hoy me he paseado por un Londres que no se cansaba de llover y que olía más a principio de otoño que a finales de abril fumando mi último paquete de Lucky y empapando mis destrozadas Converse por calles que en los últimos tiempos son mi segunda casa. He hecho caso omiso a las promesas lanzadas estos días de ‘Te llamo mañana’ o ‘I’ll text you one of these days’. Ha sido uno de esos días pretendidamente solitarios, falsamente melancólicos con los que me gusta obsequiarme de vez en cuando. En la película que es mi vida, el Mateo se ha paseado hoy sediento de tabaco y con un aire dejadamente bohemio, con su remendada chaqueta de cuero y su hoodie gris multiuso rodeado de extraños que lo miraban con cara de no tener ni idea qué pasaba en el mundo (su mundo), mientras de fondo los Foo Fighters se desgañitaban cantando Home y flashbacks en blanco y negro cruzaban la pantalla con imágenes de despedidas, de caras sonrientes, de besos improvisados y de días se sol y hierba.

Hoy ha sido uno de esos días de asumir decisiones que ya estaban tomadas desde hace tiempo, de darme cuenta de sentimientos que no quería reconocer, y de prepararme para que mañana vuelva a ser el primer día del resto de mi vida.

Como diría Gossip Girl ‘parece que esto podría ser el principio de una nueva era’. Sí, o el final de otra. Porque todos sabemos que los finales no son más que nuevos principios.

Al final del día, cuando ya había cesado en la búsqueda, me he encontrado por sorpresa con el nuevo libro de Ruiz Zafón, El Juego del Ángel. Descansaba sólo sobre un estante, como si me hubiera estado esperando todo el día, o quizá desde mucho antes. Como si yo fuera el Daniel que encuentra La Sombra del Viento en El Cementerio de los Libros Olvidados. El círculo de un día extrañamente perfecto se cierra. Sí, nuevas eras requieren nuevas bandas sonoras. Y nuevas palabras de fondo. Yo las acabé encontrando en el sitio que menos podía esperar.

Debería dejar de ser tan dramático. Pero esa es una era que todavía no está por llegar…

domingo, 27 de abril de 2008

# 30 # Cosas que hacer en Londres cuando estás off (II)


Hay días que no pasarán a la historia, días que no se recordarán en los libros por los siglos de los siglos, fechas a las que nadie dará la mayor importancia, y luego están los días Mateístas. Y ayer, 26 de abril de 2008, fue uno de los grandes días Mateístas de los últimos tiempos. Ayer el calor se decidió a venir a Londres. Y escribo calor, no buen tiempo, porque efectivamente ayer hizo calor de sudar, de sudar de verdad. El día empezó prometiendo: me levanté cerveceramente resacoso después de pasar la noche de viernes por el 1001, y me encontré un sol que tiraba de espaldas. Así que en plan 'qué guay soy' tomé el desayuno en mi jardín (donde tenemo pajarillos y ardillas, todo muy rollo Blancanieves) mientras me leía Gossip Girl y mejoraba mi inglés gracias a mis housemates autóctonos.

Sobra decir que mi modelo para el desayuno sin diamantes era bastante cool: camiseta de los Scissor Sisters, bermudas hípermegaoversized de H&M rollo 'quiero ser como Beckham pero no puedo porque soy pobre y no estoy (tan) bueno'y flip-flops zarezas de la la temporada pasada. Sobra decir que me moría por estrenar por fin las bemudas y lo hice por la big door.

Después de dorar un poco mi piel desnuda de protector solar me dirigí a Candem donde me esperaba parte de la chupipandi bricklanera que me había acompañado la noche anterior. Comer a la orilla del canal, fumarte tus pitis rodeado de peña alternativa es una de esas cosas que se pueden hacer aquí y en ningún sitio más. Supongo q es parte del encanto de la ciudad. En Candem nos dedicamos a buscar las pasadísimas de moda palestinas y a hacernos fotos frente a los espejos y a comer muffins de frambuesa en cafeterías donde servían té con sabor a canela y pimienta. Cosas que tiene el rollo alternativo. No hablo del outfit (segundo pero no último del día) porque era todo ropa de temporadas pasadas, y como que ya huele.

Llegó la noche, que últimamente para mí significa Heaven. Heaven es un antro lleno de maricas donde ponen a toda ostia música petarda y donde me lo paso la mar de bien zorreando con mi amigo Mario. A pesar de que la velada dio para muchas instantáneas lo cierto es que no cuento con ninguna de ellas en mi poder. Sólo puedo decir que llevaba uno de mis looks más conseguidos (chaleco negro de H&M, camisa blanca vintage, vaqueros campanero-cagones del Topshop y corbata negra del uniforme zareño), como si Serena y Dan hubieran tenido un churumbel que hubiese heredado el sentido de la moda de una y la dejadez chic del otro. Mis pantalones de campana (esos que me puse mucho antes de que mi amienemiga Vicky decidiera desempolvarlos de su gigantesco armario) se me rompieron al final de la noche, noche en la que me harté de bailar los putos cuatro minutos de Madonna & el ex de Brit y los grandes éxitos de Rihanna. Eso sí, el punto álgido de la noche fue la inesperada aparición del Livin' on a prayer de Bon Jovi, que junto al Mr.Brightside de The Killers se ha convertido en mi canción londinense por excelencia. Lo dimos (y bebimos)todo y más.

Sobra decir que salir del Heaven cuando ya amanece no tiene precio. Y ligar en el bus que te lleva camino a casa tampoco...

Bueno, el precio de dos cafés una inesperada tarde de domingo.