
Siempre he pensado que mi iPod más que una gilipollez electrónica es en realidad el que hace posible que mi vida en esta ciudad de clima cambiante y de soledades buscadas tenga una banda sonora, que las canciones que en esas series y pelis que devoro suenan de fondo lo hagan también en mi día a día.
Supongo que soy un romántico, que me tocó un día melancólico o que simplemente en esta nueva fase de autoanálisis necesito más que nunca esas canciones que parecen escritas para que yo las oiga.
Y es que como he recordado recientemente: Todas las canciones se acaban, ¿es esa razón para no disfrutar de la música?
No hay comentarios:
Publicar un comentario