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sábado, 14 de junio de 2008

# 36 # La última Cenicienta

'No era algo lógico... era amor'

Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) en Sexo en Nueva York

Han hecho falta dos visionados (y los que quedan) para
poder sentarme a escribir sobre la que para mí era la película más esperada del año. Sexo en Nueva York ya es historia del cine, y Carrie Bradshaw es ya le heroína romántica más cool del séptimo arte.

La película tiene todo, absolutamente todo lo que un fan de la serie de televisión podría esperar: humor, amor, moda (mucha, mucha moda), sexo, panorámicas de Nueva York y Mr. Big. Justamente los ingredientes que convirtieron a la serie en un fenómeno (que no un éxito), y que se repiten aquí con toda la majestuosidad que aporta la pantalla de cine.

La historia es muy sencilla: cuatro años después del final de la serie, los personajes se encuentran más o menos en el punto en el que los dejamos: Charlotte y Harry criando a su hija pequeña, Miranda y Steve viviendo en Brooklyn, Sam y y la estrella Smith Jerrod en Hollywood y Carrie y Mr. Big enamorados y buscando un pisito que comprar en la 5ª Avenida. Sin saber muy bien cómo, Carrie y Big deciden casarse, pero en el último momento el cabronazo recula y deja a la escritora plantada con un vestido carísimo de Vivienne Westwood y un pájaro muerto en la cabeza. Para qué seguir, porque en este punto todos sabemos lo que va a pasar: Carrie se mete de nuevo (¿cuántas van ya?) en una de esas etapas introspectivas en las que se replantea su vida, el significado del amor y el puesto de Big en su vida. En ese tiempo tendrá oportunidad de redecorar su apartamento, teñirse el pelo y ver cómo las vidas de sus amigas se desmoronan (Steve engaña a Miranda, Samantha se plantea su vida con Smith) o se llenan de felicidad (Charlotte se queda preñada, aunque también se caga encima en una escena que es lo más!).

Como siempre ocurría en la serie, las tramas de las cuatro protagonistas se entrelazan a la perfección, teniendo en esta ocasión como elemento común la felicidad: la que se tiene, la que se pierde, la que se da por supuesta y los sacrificios que hay que hacer para conseguirla. Cada personaje la persigue o la encuentra en una película que, aunque cuenta con grandes momentos románticos al más puro estilo de la comedia romántica clásica americana, es fundamentalmente una película de momentos intimistas, de cosas que no se dicen, de silencios que nunca habíamos visto antes en Carrie y compañía. Y es que aunque estemos ante una comedia, buena parte de la película tiene un halo dramático que poco hace pensar en cosmopolitans y en pasarelas de moda.

Como ya he dicho, la película cuenta con unos cuantos momentos románticos increíbles, aunque también hay otros simplemente para partirse la caja, para llorar a moco tendido o para babear sin parar. De los primeros, para mí el más increíble (aunque sobretodo en el tramo final del film hay como diez minutos de no
parar de decir 'ohhhhhhh') es la declaración final de Big a Carrie, cuando dentro del armario que ha construido para ella le suelta eso de 'Carrie Bradshaw, amor de mi vida, ¿quieres casarte conmigo?', y en vez de anillo le da unos Manolos carísimos al más puto estilo Cenicienta. Luego están los momentos de partirse, como el momento en el que Charlotte se caga en los pantalones (cierto como la vida misma)o la misma Charlotte 'andando'enfadadísima con un modelazo de dama de honor; para echar una lagrimita, el más emocionante es cuando Carrie se recorre medio Nueva York en plena Nochevieja para ir hasta el apartamento de Miranda y decirle que no está sola. Y para babear cualquiera que te muestra lo rica que es esta pandilla de cuarentonas y qué bien viven: sin trabajar en ningún momento de la película, comprándose modelazos carísimos y bolsos que cuestan una millonada y llevándose al catre a tíos que: o están muy buenos o son muy ricos o están enamorados de tí como putos perros en celo. Aunque creo que el momento en el que todo el puto público se queda con la boca abierta es cuando se muestra el armario del tamaño de una cancha de fútbol que Big construye a Carrie. Envidia pura y dura.

Lo único que no hace de Sexo en Nueva York una película redonda o 'la comedia romántica definitiva' como ya he oído por ahí es que, para bien o para mal, es una película para fans, o al menos para aquellos que hayan visto la serie. No es que la película no se mantenga por sí misma, pero sólo los seguidores de la serie son capaces de entender lo que supone para Charlotte el quedarse embarazada, el porqué se siente Miranda tan traicionada por Steve o porqué Carrie necesita ese pedazo de armario para ser feliz. Y es que 94 capítulos no se pueden resumir en un minuto al principio del film al ritmo de la pegadiza canción de Fergie.

Hay muchas cosas que podría decir de esta película, y muchas cosas que se le criticarán. Pero siempre me quedaré con esa sensación de que estamos ante el cuento de hadas de principios de siglo, ante una película que al mismo tiempo aporta una visión cínica e increíblemente romántica sobre el amor y las relaciones; que no se cansa de decir que el amor perfecto y el 'felices para siempre' no existen pero que al mismo tiempo convierte ese amor y esa felicidad en su leitmotiv.

Y sí, muchas veces he dicho que quiero ser Carrie Bradshaw. Pero estoy empezando a pensar que quizá pueda ser Mr. Big.

# 35 # On the parra

AVISTADO: Chace Crawford llenando su armario de cristal a base de tirar de trajeta en la Bond Street londinense. ¿Y qué hace M al saber que el buenorro oficial de Gossip Girl estaba de bureo a escasos centímetros de donde él trabaja? ¿Plantearse si sus venas merecen una segunda oportunidad, quizás?

Querido M, no se puede estar siempre en la parra, que luego se pierden oprtunidades como ésta. Mucho ver a Sarah Jessica Parker y compañía, pero cuando el actor joven más gay friendly y más potente del nuevo Hollywood se dedica a pasearse por todo Londres no estás a lo que estás.¿Y acaso hay algo mejor a la vista?

Pero no desesperes, porque siempre puedes plantearte ir esta noche a Mahiki o Bungalow 8, donde C irá seguro a mariposear un rato antes de irse a Heaven a darlo todo, y quién sabe, quizá hasta puedas recuperar el tiempo perdido.

Y ya sabes con qué ganas se coge lo que habías dado por perdido...