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miércoles, 30 de abril de 2008

# 31 # Historia de tres ciudades (I)

Carlos Ruiz Zafón dijo en La Sombra del Viento por boca de uno de sus personajes que los libros son espejos en los que sólo vemos lo que ya hay en nosotros. Yo hoy he terminado con la precuela de mi última obsesión, la tan nombrada saga de Gossip Girl, y no he podido evitar verme reflejado en esa Serena que huye de la ciudad que ha sido su hogar para embarcarse en una nueva vida donde pretende dejar atrás a todo y a todos, buscando en la huida redención. Cómo si eso fuera tan fácil.

Todos sabemos que Serena volverá al Upper East Side, y que por mucho que se esfuerce ni olvidará ni será olvidada. Y sin embargo, cuántas veces hemos sido esa chica que huye y cree que con ello todo se habrá solucionado. Para mí el Nueva York de Serena fue un Madrid que detestaba con la misma fuerza que ahora lo hecho de menos. Un Madrid al que todavía no puedo volver porque me faltan todas las razones para hacerlo, aunque hayan desaparecido

Es mentira lo de que los problemas siempre te acaban encontrando. Todo se olvida, los corazones acaban sanando, y sin quererlo somos lo suficientemente sabios como para seguir adelante, a veces a nuestro pesar. Pero todo se transforma, y nuestras nuevas vidas, cuando llegan a serlo, se traen consigo nuevos retos, nuevos miedos, nuevas opciones y, tarde o temprano, nuevas decisiones que nos hacen darnos cuenta de que si el pasado no vuelve es porque sigue siendo parte de nuestro presente. Porque sigue siendo parte de nosotros mismos, de lo que somos y lo que seremos. Y de que los kilómetros nos separan, pero no son la más insalvable de las barreras.

Hoy me he paseado por un Londres que no se cansaba de llover y que olía más a principio de otoño que a finales de abril fumando mi último paquete de Lucky y empapando mis destrozadas Converse por calles que en los últimos tiempos son mi segunda casa. He hecho caso omiso a las promesas lanzadas estos días de ‘Te llamo mañana’ o ‘I’ll text you one of these days’. Ha sido uno de esos días pretendidamente solitarios, falsamente melancólicos con los que me gusta obsequiarme de vez en cuando. En la película que es mi vida, el Mateo se ha paseado hoy sediento de tabaco y con un aire dejadamente bohemio, con su remendada chaqueta de cuero y su hoodie gris multiuso rodeado de extraños que lo miraban con cara de no tener ni idea qué pasaba en el mundo (su mundo), mientras de fondo los Foo Fighters se desgañitaban cantando Home y flashbacks en blanco y negro cruzaban la pantalla con imágenes de despedidas, de caras sonrientes, de besos improvisados y de días se sol y hierba.

Hoy ha sido uno de esos días de asumir decisiones que ya estaban tomadas desde hace tiempo, de darme cuenta de sentimientos que no quería reconocer, y de prepararme para que mañana vuelva a ser el primer día del resto de mi vida.

Como diría Gossip Girl ‘parece que esto podría ser el principio de una nueva era’. Sí, o el final de otra. Porque todos sabemos que los finales no son más que nuevos principios.

Al final del día, cuando ya había cesado en la búsqueda, me he encontrado por sorpresa con el nuevo libro de Ruiz Zafón, El Juego del Ángel. Descansaba sólo sobre un estante, como si me hubiera estado esperando todo el día, o quizá desde mucho antes. Como si yo fuera el Daniel que encuentra La Sombra del Viento en El Cementerio de los Libros Olvidados. El círculo de un día extrañamente perfecto se cierra. Sí, nuevas eras requieren nuevas bandas sonoras. Y nuevas palabras de fondo. Yo las acabé encontrando en el sitio que menos podía esperar.

Debería dejar de ser tan dramático. Pero esa es una era que todavía no está por llegar…

domingo, 27 de abril de 2008

# 30 # Cosas que hacer en Londres cuando estás off (II)


Hay días que no pasarán a la historia, días que no se recordarán en los libros por los siglos de los siglos, fechas a las que nadie dará la mayor importancia, y luego están los días Mateístas. Y ayer, 26 de abril de 2008, fue uno de los grandes días Mateístas de los últimos tiempos. Ayer el calor se decidió a venir a Londres. Y escribo calor, no buen tiempo, porque efectivamente ayer hizo calor de sudar, de sudar de verdad. El día empezó prometiendo: me levanté cerveceramente resacoso después de pasar la noche de viernes por el 1001, y me encontré un sol que tiraba de espaldas. Así que en plan 'qué guay soy' tomé el desayuno en mi jardín (donde tenemo pajarillos y ardillas, todo muy rollo Blancanieves) mientras me leía Gossip Girl y mejoraba mi inglés gracias a mis housemates autóctonos.

Sobra decir que mi modelo para el desayuno sin diamantes era bastante cool: camiseta de los Scissor Sisters, bermudas hípermegaoversized de H&M rollo 'quiero ser como Beckham pero no puedo porque soy pobre y no estoy (tan) bueno'y flip-flops zarezas de la la temporada pasada. Sobra decir que me moría por estrenar por fin las bemudas y lo hice por la big door.

Después de dorar un poco mi piel desnuda de protector solar me dirigí a Candem donde me esperaba parte de la chupipandi bricklanera que me había acompañado la noche anterior. Comer a la orilla del canal, fumarte tus pitis rodeado de peña alternativa es una de esas cosas que se pueden hacer aquí y en ningún sitio más. Supongo q es parte del encanto de la ciudad. En Candem nos dedicamos a buscar las pasadísimas de moda palestinas y a hacernos fotos frente a los espejos y a comer muffins de frambuesa en cafeterías donde servían té con sabor a canela y pimienta. Cosas que tiene el rollo alternativo. No hablo del outfit (segundo pero no último del día) porque era todo ropa de temporadas pasadas, y como que ya huele.

Llegó la noche, que últimamente para mí significa Heaven. Heaven es un antro lleno de maricas donde ponen a toda ostia música petarda y donde me lo paso la mar de bien zorreando con mi amigo Mario. A pesar de que la velada dio para muchas instantáneas lo cierto es que no cuento con ninguna de ellas en mi poder. Sólo puedo decir que llevaba uno de mis looks más conseguidos (chaleco negro de H&M, camisa blanca vintage, vaqueros campanero-cagones del Topshop y corbata negra del uniforme zareño), como si Serena y Dan hubieran tenido un churumbel que hubiese heredado el sentido de la moda de una y la dejadez chic del otro. Mis pantalones de campana (esos que me puse mucho antes de que mi amienemiga Vicky decidiera desempolvarlos de su gigantesco armario) se me rompieron al final de la noche, noche en la que me harté de bailar los putos cuatro minutos de Madonna & el ex de Brit y los grandes éxitos de Rihanna. Eso sí, el punto álgido de la noche fue la inesperada aparición del Livin' on a prayer de Bon Jovi, que junto al Mr.Brightside de The Killers se ha convertido en mi canción londinense por excelencia. Lo dimos (y bebimos)todo y más.

Sobra decir que salir del Heaven cuando ya amanece no tiene precio. Y ligar en el bus que te lleva camino a casa tampoco...

Bueno, el precio de dos cafés una inesperada tarde de domingo.

viernes, 25 de abril de 2008

# 29 # Punto y seguido


Después de una semana en la que he contado más de 45 horas trabajadas y menos de 25 dormidas, me dispongo a pasar un fin de semana exageradamente etílico y londinensemente marica. Esta noche toca Shoreditch y mañana caerá Heaven, sitios a los que iré enfundado en looks cada vez menos zareros y más topshoperos, que para algo uno vive en UK. Y es que pese a lo duro que es trabajar como merchan en Emporio Amancio, casi merece la pena por el hecho de poder salir pronto y tirarte a en el césped de la Soho Square mientras te fumas un piti o te tomas un café con los amigos. Si el tiempo lo permite. Y si tienes amigos, claro.

Ah, y en unos meses, el Upper East Side me espera. Pero eso es otra historia... y otro post (aunque con lo soso que me ha quedao éste, bien podría rellenarlo con alguna que otra gilipollez).

Y es que a veces, sólo a veces, no sé ni para qué escribo...

martes, 8 de abril de 2008

# 28 # Tara Revisited (II)

Al final no hubo Lo que el viento se llevó para celebrar mi cumpleaños, pero sí que hubo musical: El Rey León. Pero GWTW llegará tarde o temprano, y para ir abriendo boca hoy me he encontrado en el correro estas tres fotos de los protas atabiados como Rhett & Scarlett. Entre ésto y Sexo en Nueva York, mayo va a ser un mes ajetreado para mí...

El resto de lo que me pasa, o lo que no me pasa, a lo mejor lo cuento luego. O mejor, ya lo pensaré mañana...