En un año y pico en Londres he dicho adiós a más gente de la que puedo recordar. Pero hay personas a las que cuesta más verlas marchar. Por suerte, esas son también las personas a las que sé no sólo que voy a volver a ver, sino que ya forman parte de mi vida para los restos.
Condenados a ser amigos para siempre...
1 comentario:
Pues sí, y qué suerte tenerlas.
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