'...pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid'
Yo me bajo en Atocha - Sabina
Hay días atípicamente perfectos. Días en los que el aburrimiento parece estar planeado de antemano, en los que sabes que nada especial va a ocurrir, en los que estás seguro de que volverás a casa siendo la misma persona que salió de la puerta por la mañana.Hoy ha sido un día de madrugones, de horas extras, de comer poco, de salir tarde. Un día pasado por cafeína y por frío estival.
Pero también ha sido un día de inspiración, de ratos para pensar. De cafeína compartida, de risas y de charlas. De confidencias, de proyectos, y de sesiones de cine a media tarde. Un día de reencuentros, de amistades, de comenzar a echar de menos. Supongo que para mí es especial pasearme por Madrid en pleno agosto agarrado a mi sudadera, escuchando el Open your eyes de Alter Bridge, creando e imaginando, escribiendo y siendo interrumpido, despidiéndome, y contemplando en soledad la belleza de una ciudad que en estos días siento sólo como un hogar de acogida, como si lo que he vivido aquí hubiera sido sólo tiempo prestado. Supongo que para mí es especial pasearme por Madrid agarrado a mi melancolía.Porque hay días en los que no necesitas ser Carrie, ni Dawson; días en los que ser uno mismo basta. Días en los que estar vivo y disfrutar de todo esto es un motivo más que suficiente para ser feliz.
Y ser consciente de ello... bueno, es lo máximo a lo que se puede aspirar.
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