'Nueva York era un espacio inagotable, un laberinto de interminables pasos, y por muy lejos que fuera, por muy bien que llegase a conocer sus barrios y calles, siempre le dejaba la sensación de estar perdido. Perdido no sólo en la ciudad, sino también dentro de sí mismo.'
P. Auster. Ciudad de Cristal
Yo siempre he querido ser Carrie Bradshaw. Muy en el fondo, por eso acabé haciéndome este blog, porque mola mucho sentarme delante el portátil y ponerme a escribir lo que se me ocurre, como si fuera la rubia neoyorkina. Me lo pongo encima de la cama y comienzo a escribir y soy feliz. Para algunas cosas soy muy fácil de contentar.
El jueves lo pasé en Salamanca con mi amiga Patri. Hicimos un recorrido exprés por la ciudad, nos pusimos ciegos a cerveza, nos fumamos dos paquetes de tabaco en poco tiempo y fotografiamos como dos frikis esa maravilla que es el Zara Salmantino, porque ninguno de los dos sabemos ir de turismo sin ver algún Zara. Patri y yo somos así.

Salamanca ha sido una excursión de relax. Un par de días que me han venido genial antes de comenzar a estudiar para el examen que me espera dentro de un mes. Entre cervezas la Patri y yo nos creíamos Carrie y cía comentando jugarretas sexuales y confesándonos historias de amor pasadas y presentes. Patri será una buena esposa y madre algún día, pero a día de hoy represnta a la perfección lo que una veinteañera con clase debe ser. Sobra decir que la quiero, que la adoro, que no sé qué habría sido este año de mí sin su compáñia, y que me casaría con ella y la haría la mujer más feliz del mundo si no hubiera un millón de cosas que nos lo impiden. Pero secretamente también la envidio, ella se parece más a la Bradshaw de lo que yo me pareceré jamás.
En Salamanca también me encontré con Débora, una amiga a la que conocí hace ya tres años en un campo de trabajo en el que nos pasábamos el día creyendo que ayudábamos a reconstruir un campo abandonado, y las noches tirados en una iglesia reconvertida en zona de botellón. Fueron noches con sabor a negrita, donde me cansé de jugar a la pirámide, y en las que dije adiós a los últimos vestigios de masculinidad. La cuestión es que Débora fue una de mis grandes amigas de allí, y sigue siendo una persona a la que ni quiero ni puedo sacar de mi vida. Podemos pasarnos seis meses sin saber el uno del otro, pero cuando nos reencontramos parece que tomemos café a diario. Tiene una vitalidad a prueba de bombas, y unas ganas de vivir y de hacer cosas que ya quisiéramos muchos. A Débora no la puedo comparar con Carrie, porque cuando la hicieron rompieron el molde. Pero está claro que algún día convertiré a Débora en un personaje protagonista, no sé si de una serie, de una novela o de una actualización en un blog. Porque de este post no es la prota.
Débora me puso al día de su envidiablemente bohemia vida, me dio direcciones para ver cositas del voluntariado brasileño y me puso al día de doctorados, becas y otras cosas del montón. Me prometió, como todos, una visita a Londres, y a Deb la creo, porque a la niña le encanta viajar y siempre cumple lo que promete.
Con Débora, Patri y el primo de ésta nos recorrimos una Salamanca prácticamente vacía, aunque había guiris para aburrir, y sobretodo unos brasileños que parecían los primos de Gisselle, y que quizá lo fueran. Salamanca tiene que ser un sitio genial para ir durante el curso, porque con la cantidad de gente que hay en tan poco espacio si tienes un poco de cara y eres medio mono seguro que mojas. Y si vas en plan pareja, es un sitio perfecto para pasear. O a lo mejor soy solo yo, que me encantan las calles estrechas y las ciudades con sabor medieval. Y es que Salamanca no es Nueva York, ni falta que le hace, porque tiene ese aire de ciudad pequeña (es decir, sabor a pueblo pero con MacDonald's y tiendas de Inditex) que hace que te atrape y que te den ganas de quedarte en ella. Así que la apunto en mi lista para cuando me canse de Madrid, Londres o Berlín, y busque algo más de tranquilidad. En esa lista hasta ahora sólo estaba Granada, por motivos muy diferentes. Lo peor es que no me imagino a Carrie yéndose de New York a Hartford, o a New Haven. Supongo que ése es otro de los motivos por los que nunca podré ser como ella.
Y es que a mí me gustaría ser como Carrie Bradshaw, pero me parece que me he quedado en Chandler Bing.
1 comentario:
Como no comentar un post que se titula Yo kiero ser Carrie Bradshaw!!!
Y la respuesta al titulo seria: ¿Y quien no? jajaja
Bueno, sinceramente yo haria un mix, el piso de Carlotte, el descaro de Samantha, el sueldo de Miranda y el curro de Carrie.
Y nueva york... sin duda. O por lo menos el new york de sex and the city, will and grace, fiends, six degrees... vamos, el que mola de verdad jaja.
Esperando la siguiente columna de sexo en NY-Madrid (creo), señorito Bradshaw un abrazo.
My Immortal :)
P.D.: Yo creo ke lo ideal es ser abarcable y abarcar :)
P.P.D.: Bueno al final a Chandler no le fue tan mal no? Yo me conformaria con ser una mezcla de Will Truman y Phoebe :O)
P.P.P.D.: Anda queee, despues de escribir todo me doy cuenta ke hay ke resgistrarse jajaja, pero bueno, ya esta uno registrado :P
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